lunes, 12 de junio de 2017

América, de la hinchada

Daba exactamente igual si esperaba o lo escribía recién terminado el partido, por primera vez en mucho tiempo no estaba, ni estoy, preocupada. Hay muchas cosas por analizar de ambos partidos de la semifinal, pero sobretodo del equipo y los que se llaman hinchas.

A hoy, América sigue en zona de descenso y a lo que debemos ponerle orden es a eso. Tenemos un mes para renovar la plantilla y dedicar el segundo semestre a sumar para salir del fondo de esa tabla; que si eso nos da buenos frutos y terminamos jugando la final en diciembre, excelente, pero que no sea la prioridad.

Ascendimos con un equipo formado para jugar la B, y para quienes no han tenido la infortunia de ver su equipo en esa categoría les explico: En la segunda división del fútbol colombiano, no se juega fútbol. Los 11 hombres que están en la cancha corren, reciben el balón - no siempre saben cómo -, se lo pasan a los compañeros que llevan su mismo uniforme, patean al arco y alguna de esas entra y es gol. No hay magia, fantasía, bicicletas, sotanas, tiros con chanfle, chalacas, nada; no hay ningún tipo de jugada vistosa porque en su mente sólo está ganar, no jugar bien. No es mi intención demeritar los cuerpos técnicos o las plantillas, pero equipos que no ganan nada, no tienen patrocinio, ergo no tienen plata y les toca echar mano de los peladitos que se encuentran en escuelas de barrios, pelados que juegan en los torneos de la cuadra e incluso muchachos que recogen basura para ganarse la vida, pero tienen talento con 'la pecosa'. Sin fundamentación, eso que se juega en la B no es fútbol. América jugó todo el primer semestre con un equipo que corre, no baja los brazos ni siquiera en el minuto 93, torpe, con más ganas que técnica y cada que uno volteaba a ver el banco para refrescar alguna línea, prefería dejar los que estaban. ¿Entonces?

El FPC es perverso, tiene un nivel horrible y eso es algo que se comprueba de una forma muy sencilla. América adelantó tres partidos y en la fecha 19 aún sin haber sumado un sólo punto ya estaba clasificado en los ocho, ¿Por qué? Los equipos que venían detrás de América no sumaron lo suficiente para sacarlo de cuadrangulares, el actual campeón de Colombia no logró entrar y por el contrario Jaguares peleaba un cupo con Nacional, el campeón del continente, eliminado en primera ronda de Libertadores, tan mal que no le alcanzó ni para Suramericana. No tenemos un fútbol competitivo, tenemos jugadores que no saben parar un balón o hacer un pase a su compañero, tenemos contados que aprovechan las que tienen, pero sufrimos de la irregularidad. Ningún resultado hará que los verdaderos hinchas abandonen su equipo; pero cualquiera es motivo para que los que ven el fútbol como una excusa, calienten redes, tribunas y calles.

El primer partido de la semifinal contra el Cali, un partido al que le faltó la hinchada y que seguramente hubiera sido diferente con ella. Torres y su acostumbrada maña de salir a defenderse, nos hizo más daño del acostumbrado. No tenemos quien haga los goles, a Borja, como a Duque, se les acabó el idilio con la red y el primero completó siete partidos sin anotar. América no tiene juego en el medio, la lesión de JC en Pasto modificó completamente el tablero, incluso en dimensiones que ningún hincha podría entenderlo hasta verlo. Aunque el "Coco" Palacios fue menos coco que de costumbre y tuvo sus chispazos, no sabe centrar y su regreso es demorado, entonces las jugadas donde se comía la banda con todo y laterales del rival, no prosperaban, desafortunadamente cuando sí fue bueno, no hubo quien la convirtiera en gol. Angulo, Brayan, sólo funciona en salida con JC, nunca pudo entenderse con alguien diferente, le cuesta la entrada de aire a los pulmones y se desperdició una a una cada intento por su lado. Lucumí nunca llegó a la semifinal, Pascual ni Palmaseca, porque seguramente de haberse metido en el partido la historia sería otra. El "Cucho" es un peladito que para mi sorpresa, lo he criticado todo el semestre, tuvo mejor cabeza en instancias decisivas que todos los experimentados. No podemos ser un equipo que depende de individualidades, no podemos echarnos a dormir en las capacidades de jugadores irregulares que ya no están más en este torneo. Es absurdo que tratemos de buscar culpables en la Dimayor, el alcalde de Cali o los árbitros, cuando la responsabilidad es del equipo, su cuerpo técnico y administrativo.

Ayer, tenían tarjeta amarilla Orejuela, además golpeado, y Rosero; media línea defensiva del Cali y por el mismo costado. Un lateral y un central, pero Torres no hace los cambios adecuados. Al Cali la expulsión de Cárdenas en el primer partido le favoreció, porque ese señor, con el respeto que se merecen los hinchas, es un pésimo técnico y Pautasso en un sólo cambio, el ingreso de Murillo, puso a tambalear la defensa del América.
Anoche, Murillo fue titular y si no marcó fue por acelerado. Torres mete otro delantero cuando el Cali mete otro central, ¿cuál es la lógica de ese cambio? si el rival mete un central debió sacrificar hombres en el medio, ¿por qué no meter un volante de armado? En una jugada por banda izquierda, le caen a Lucumí cinco jugadores del Cali, que acaso no es más fácil pensar que si hay casi la mitad del equipo aquí, al otro lado no debe haber nadie, ¿por qué no hacer cambio de frente? Eso es culpa del equipo, de los entrenamientos, de la falta de visión de un jugador, de pensar más allá de correr, de levantar la cabeza y ver a sus compañeros libres, de no cabecear al cuerpo del arquero como lo hizo Silva. Si como hincha no se tiene la capacidad de encontrar los errores propios y sólo se sabe hijueputear a terceros, se está muy lejos del fútbol y muy cerca del barrismo.

Hay mucho por reprochar a los directivos, pero bastaría con entender el proceso de entrada de dinero al equipo para calmarse y no exigir cosas que no se pueden cumplir. Llegamos muchísimo más allá de donde se esperaba y lo que viene para el segundo semestre es lo que más nos debe preocupar. Esos que se ponen la camiseta pa dar chuzo y balín, no son hinchas; la descomposición social de la ciudad, del país, toca las esferas del fútbol desde hace muchos años y no tiene sentido esconderlo. A hoy, la violencia no está sólo en las calles y estadios, en redes sociales se vive a diario porque todos buscan apabullar a los hinchas rivales con groserías, con sátiras mal intencionadas, se hacen los gavilanes con tuits ofensivos y no hay unos más que otros, son todos. El periodismo deportivo se volvió un negocio de subasta, ya nadie puede opinar porque si no es lo que a tu jefe le gusta te toca salir a pedir disculpas, es una condena hablar de fútbol o seguir un equipo en este país.

América reposa en los hinchas que nos enojamos con el rendimiento pero no nos sentamos a esperar que la culpa la tenga el vecino o el alcalde por querer cuidar la seguridad de la ciudad. América es de la hinchada que grita porque no ve por dónde el equipo pueda mejorar con esos jugadores de tan pobre nivel. América es de la hinchada que se queja de los "refuerzos" del primer semestre, pero entiende y espera que la entrada de plata para el segundo se vea reflejada en buenas contrataciones. América es de la hinchada que no desconoce la historia de narcotráfico detrás del equipo, que aguantó cinco años en la B, que fue al estadio cuando éramos 2000 en las tribunas, que carga a los del estadio sin baños y se aguanta lo que le toca, América no es un equipo de hinchada chica, América es uno de los grandes de la historia del fútbol colombiano, América está reconstruyendo su presente y busca la gloria para el futuro. América es de la hinchada que no le da pena vestir sus colores, que se montó en un bus para ir a ver al equipo jugar en potreros, América es de una hinchada que pocas veces puede explicar de dónde sale la pasión porque no la heredaron de la familia, la formaron solos, porque sí, descendimos, pero siempre será más fácil hacerse hincha de un campeón.

viernes, 30 de diciembre de 2016

Alquimia

Un año estremecedor, con noticias que provocaron sacarse de la Tierra, desprenderse de la raza humana, solicitar reubicación, cancelarnos la oportunidad de siquiera respirar este aire. 2016 no pasó desapercibido y aún con un día por delante, nos tiene pendientes, en ascuas. Con tanto protagonismo, el 2017 deberá esforzarse por destacar; pero en mi vida, el 2016 fue alquimia.

He aprendido a agradecer, esa es la puerta para recibir y por eso estas letras las uno con ese objetivo. Dar las gracias a personas, situaciones, casos y cosas. Suelo hacer esto en privado, directamente con las personas, íntimamente conmigo, esta vez tomé la decisión de que fuera de conocimiento público, que quizás se encuentren en mis palabras, identifiquen similitudes en sus vidas y puedan aprovecharlas para enaltecer a alguien o varios a través de este texto.

Se cumplió un año de la partida de "Copito" y sigo extrañando su voz, cartas y abrazos. Aún no aprendo a estar sin él, lo anhelo a mi lado con el mismo egoísmo que ni la muerte arrebata, hago cosas a diario que lo recuerden y espero que donde esté sepa que lo amo como el primer día. Le doy gracias por haberme dado vida de su vida y perpetuarse en mi memoria.

Renuncié al trabajo que tenía en abril, renuncié porque mis convicciones personales y profesionales no me permitían continuar en un entorno nocivo, incoherente y sin equidad. Siempre he velado por el bienestar de mi equipo y durante el tiempo que estuve no fue la excepción, aún así vi pasar gente que sin un gramo de preparación, experiencia o don de gente, fue más importante que quienes se esforzaron dando lo mejor de ellos. Agradezco mucho esa oportunidad de valorar las lecciones en un entorno como el laboral y usarlas para alimentarme como profesional y persona.

Me fui de Bogotá. Llegó al tope mi tolerancia con la mala calidad de vida que ofrece el mal trato que quienes viven (vivíamos) le damos a la ciudad. Los días empezaron a pedirme más tiempo para mí y menos tiempo encerrada en un bus. En mayo bajé la bandera, empaqué las cajas y me fui a Medellín. Muchas gracias a Bogotá que me dio la oportunidad de estudiar, enamorarme, decepcionarme, creer, dejar de creer, valorar, ganar y perder.

"La ciudad de la eterna primavera" ya no lo es, el clima es complejo, pero la vida me cambió. Tengo un nuevo trabajo, uno que me ha permitido dar lo mejor de mis conocimientos y experiencias, servir. Una nueva casa que vino con pareja y mascotas. La vida me gusta en Medellín, soy feliz otra vez. Agradezco cada minuto aquí, porque aunque no es perfecto, lo es para mi proyecto de vida.

Me desintoxiqué de personas que pasaron por la vida para enseñarme que la paciencia y tolerancia hace parte de un buen ser humano y que el universo es infinitamente sabio cuando decide sacarlos de tu camino. Gracias por haberme dejado claro que no le permitiré a nadie entrar a mi vida para hacerme daño.

"Era con un poquito de juego" que América lograría darme uno de los mejores regalos del 2016. Cinco años fueron demasiados pagando los errores del pasado. Ese 27 de noviembre está sellado en mi cabeza, en mi entraña. El llanto, los abrazos, el temblor en las rodillas; esas sensaciones que sólo quienes estábamos en el Pascual podemos entender. Gracias por enseñarme a esperar, a no ensillar la bestia sin tenerla, a guardar silencio y ser prudente, a ser la hincha que soy.

Las personas, tantas tan especiales, tantas que sin mucho de lo que todos esperan se han instalado en mi salón de la fama. Cata (@_CataBP), ella que no necesita sino sonreír para darme la tranquilidad de que su bienestar sea el mío. Aprendí a quererla, respetarla y admirarla. Mujer fuerte, sincera, leal, incondicional y permanente. Gracias, sos la representación de la bondad y me siento inmensamente afortunada de que hagas parte de mi vida.

Fockiu la policía, el principio de todo buen momento. Son ocho personas que han hecho fiesta de mis días en Medellín. Isis, gracias por la confianza, el valor y la sinceridad; sos una tesa y quiero que sigas haciéndome sentir orgullosa de tus ideas para sacar adelante todos los proyectos; Pedrito, te agradezco la transparencia y la rectitud en tu proceder, extraño tus aportes; Alessis, mami, ponicorn la autenticidad es tu mejor activo y agradezco mucho haberme recordado que no necesitamos ser alguien diferente a nosotros mismos para ser importantes; Valenciecita, que nada te prive de decir y hacer lo que tus instintos te digan, sos única y te agradezco por darme el chance de guiar tu crecimiento profesional de alguna manera; Julita, he tenido la oportunidad de decírtelo personalmente y aprovecho una vez más para recordarte que estás hecha para brillar con eso que te hace feliz. No pares, sigue, sigue. Gracias por hacerme valorar cada cosa que vivimos. David, te admiro y valoro mucho, gracias por no negarle una gota de tu talento a esto que vamos construyendo día a día. Juan, nunca vayas a dejar que alguien te diga que no podés lograr algo porque será sólo una mentira, gracias por tanta humildad y compromiso. Ancolito, sos de mis personas favoritas y quiero ayudarte a lograr tus metas profesionales hasta donde me lo permitas, gracias por demostrarme que el esfuerzo siempre traerá buenas recompensas.

Una de esas personas que pensás que no tiene nada en común con vos y resulta siendo importante, Mon. Laura, esa tenacidad y compromiso con cada cosa que hacés, sacar el tiempo para terminar las cosas, para motivar al equipo y para ponerte la 10 cuando más mal estábamos; son infinitas las gracias y mucho el deseo de seguir sacándola del estadio juntas, por ellos, por nosotros.

Él, hace parte de mi vida hace dos años y es mi novio hace 4 meses. Esta historia no es de romance, no es rosada ni le flotan corazones alrededor; esta es una historia de vida, de decisiones, respeto, orgullo, admiración, valor, aprecio, honestidad y confianza. Nos amamos, sí, pero por encima de eso tomamos decisiones para ser felices, esperamos, nos conocemos, peleamos (obvio), pero buscamos soluciones, seguimos aprendiendo el uno del otro y le agradezco por elegirme, por demostrarme que siempre hay oportunidades para hacer las cosas bien, que todos nos merecemos ser bien amados, que el respeto no es negociable y que de amor no se vive, pero se puede aprender a ser feliz.

A mi familia, la ciudad donde nací y mis amigos de la vida; gracias siempre por darme lo mejor de ustedes.

Así pues, al 2016 gracias por ser un año difícil, por no pasar de agache y encontrar la forma de hacernos ver que cada cosa que hacemos repercute en la vida de algunos pero siempre en la nuestra. Celebren y reciban con muchas ganas el 2017 para que hagan de el un año inolvidable.