viernes, 30 de diciembre de 2016

Alquimia

Un año estremecedor, con noticias que provocaron sacarse de la Tierra, desprenderse de la raza humana, solicitar reubicación, cancelarnos la oportunidad de siquiera respirar este aire. 2016 no pasó desapercibido y aún con un día por delante, nos tiene pendientes, en ascuas. Con tanto protagonismo, el 2017 deberá esforzarse por destacar; pero en mi vida, el 2016 fue alquimia.

He aprendido a agradecer, esa es la puerta para recibir y por eso estas letras las uno con ese objetivo. Dar las gracias a personas, situaciones, casos y cosas. Suelo hacer esto en privado, directamente con las personas, íntimamente conmigo, esta vez tomé la decisión de que fuera de conocimiento público, que quizás se encuentren en mis palabras, identifiquen similitudes en sus vidas y puedan aprovecharlas para enaltecer a alguien o varios a través de este texto.

Se cumplió un año de la partida de "Copito" y sigo extrañando su voz, cartas y abrazos. Aún no aprendo a estar sin él, lo anhelo a mi lado con el mismo egoísmo que ni la muerte arrebata, hago cosas a diario que lo recuerden y espero que donde esté sepa que lo amo como el primer día. Le doy gracias por haberme dado vida de su vida y perpetuarse en mi memoria.

Renuncié al trabajo que tenía en abril, renuncié porque mis convicciones personales y profesionales no me permitían continuar en un entorno nocivo, incoherente y sin equidad. Siempre he velado por el bienestar de mi equipo y durante el tiempo que estuve no fue la excepción, aún así vi pasar gente que sin un gramo de preparación, experiencia o don de gente, fue más importante que quienes se esforzaron dando lo mejor de ellos. Agradezco mucho esa oportunidad de valorar las lecciones en un entorno como el laboral y usarlas para alimentarme como profesional y persona.

Me fui de Bogotá. Llegó al tope mi tolerancia con la mala calidad de vida que ofrece el mal trato que quienes viven (vivíamos) le damos a la ciudad. Los días empezaron a pedirme más tiempo para mí y menos tiempo encerrada en un bus. En mayo bajé la bandera, empaqué las cajas y me fui a Medellín. Muchas gracias a Bogotá que me dio la oportunidad de estudiar, enamorarme, decepcionarme, creer, dejar de creer, valorar, ganar y perder.

"La ciudad de la eterna primavera" ya no lo es, el clima es complejo, pero la vida me cambió. Tengo un nuevo trabajo, uno que me ha permitido dar lo mejor de mis conocimientos y experiencias, servir. Una nueva casa que vino con pareja y mascotas. La vida me gusta en Medellín, soy feliz otra vez. Agradezco cada minuto aquí, porque aunque no es perfecto, lo es para mi proyecto de vida.

Me desintoxiqué de personas que pasaron por la vida para enseñarme que la paciencia y tolerancia hace parte de un buen ser humano y que el universo es infinitamente sabio cuando decide sacarlos de tu camino. Gracias por haberme dejado claro que no le permitiré a nadie entrar a mi vida para hacerme daño.

"Era con un poquito de juego" que América lograría darme uno de los mejores regalos del 2016. Cinco años fueron demasiados pagando los errores del pasado. Ese 27 de noviembre está sellado en mi cabeza, en mi entraña. El llanto, los abrazos, el temblor en las rodillas; esas sensaciones que sólo quienes estábamos en el Pascual podemos entender. Gracias por enseñarme a esperar, a no ensillar la bestia sin tenerla, a guardar silencio y ser prudente, a ser la hincha que soy.

Las personas, tantas tan especiales, tantas que sin mucho de lo que todos esperan se han instalado en mi salón de la fama. Cata (@_CataBP), ella que no necesita sino sonreír para darme la tranquilidad de que su bienestar sea el mío. Aprendí a quererla, respetarla y admirarla. Mujer fuerte, sincera, leal, incondicional y permanente. Gracias, sos la representación de la bondad y me siento inmensamente afortunada de que hagas parte de mi vida.

Fockiu la policía, el principio de todo buen momento. Son ocho personas que han hecho fiesta de mis días en Medellín. Isis, gracias por la confianza, el valor y la sinceridad; sos una tesa y quiero que sigas haciéndome sentir orgullosa de tus ideas para sacar adelante todos los proyectos; Pedrito, te agradezco la transparencia y la rectitud en tu proceder, extraño tus aportes; Alessis, mami, ponicorn la autenticidad es tu mejor activo y agradezco mucho haberme recordado que no necesitamos ser alguien diferente a nosotros mismos para ser importantes; Valenciecita, que nada te prive de decir y hacer lo que tus instintos te digan, sos única y te agradezco por darme el chance de guiar tu crecimiento profesional de alguna manera; Julita, he tenido la oportunidad de decírtelo personalmente y aprovecho una vez más para recordarte que estás hecha para brillar con eso que te hace feliz. No pares, sigue, sigue. Gracias por hacerme valorar cada cosa que vivimos. David, te admiro y valoro mucho, gracias por no negarle una gota de tu talento a esto que vamos construyendo día a día. Juan, nunca vayas a dejar que alguien te diga que no podés lograr algo porque será sólo una mentira, gracias por tanta humildad y compromiso. Ancolito, sos de mis personas favoritas y quiero ayudarte a lograr tus metas profesionales hasta donde me lo permitas, gracias por demostrarme que el esfuerzo siempre traerá buenas recompensas.

Una de esas personas que pensás que no tiene nada en común con vos y resulta siendo importante, Mon. Laura, esa tenacidad y compromiso con cada cosa que hacés, sacar el tiempo para terminar las cosas, para motivar al equipo y para ponerte la 10 cuando más mal estábamos; son infinitas las gracias y mucho el deseo de seguir sacándola del estadio juntas, por ellos, por nosotros.

Él, hace parte de mi vida hace dos años y es mi novio hace 4 meses. Esta historia no es de romance, no es rosada ni le flotan corazones alrededor; esta es una historia de vida, de decisiones, respeto, orgullo, admiración, valor, aprecio, honestidad y confianza. Nos amamos, sí, pero por encima de eso tomamos decisiones para ser felices, esperamos, nos conocemos, peleamos (obvio), pero buscamos soluciones, seguimos aprendiendo el uno del otro y le agradezco por elegirme, por demostrarme que siempre hay oportunidades para hacer las cosas bien, que todos nos merecemos ser bien amados, que el respeto no es negociable y que de amor no se vive, pero se puede aprender a ser feliz.

A mi familia, la ciudad donde nací y mis amigos de la vida; gracias siempre por darme lo mejor de ustedes.

Así pues, al 2016 gracias por ser un año difícil, por no pasar de agache y encontrar la forma de hacernos ver que cada cosa que hacemos repercute en la vida de algunos pero siempre en la nuestra. Celebren y reciban con muchas ganas el 2017 para que hagan de el un año inolvidable.