Que desgraciado es el último día de la semana occidental. Es el pináculo de la euforia de los deportistas que salen desde las 6am hasta las 2pm a trotar, correr, patinar, montar bicicleta, escalar y hacer todo tipo de aventuras urbanas en el espacio de la ciclovía. Los que preferimos dormir hasta que el hilo de luz atraviesa la cortina y se posa en el parpado derecho, evidenciando algunos pelos monos, herencia de la abuela materna; nos levantamos preguntando porque existe alguien que implora por el fin de semana, cuando FIN evidencia que llegará un punto en que los cinco días de trabajo no están siendo compensados con dos de descanso???...Cuando ha pasado el almuerzo familiar, las anécdotas semanales y el postre que amerita un viaje de una hora por la autopista; empieza a vacilar el tiempo y el pensamiento se sumerge en una diatriba de soluciones para cruzar la barrera de las cinco de la tarde un domingo cualquiera. ¿Cómo voy a evitar sentir el deseo de clausurar mis sentidos cuando el minutero pase de las 12 y el horario este en el 5?
Las soluciones del colombiano varian entre el fútbol, internet y las películas de Steven Seagal que adquirió en su totalidad RCN. Vástagos! Pero bueno, la situación empeora con el paso de los minutos, el sol ya se esconde y la realidad es que a oscuras todo se ve del mismo color y por ende pierde sentido.
Cómo superar haber estado en pijama todo el día, comer domicilios, untarse de la crema de la milhoja, tomar con pitillo de un vaso plástico souvenir de alguna obra, parque de diversiones o cine; improvisar interés por artículos viejos guardados en una caja detrás de los zapatos en el closet...Muchas mentes se suicidan un domingo a las 5pm y desafortunadamente como si fuera una obra divina resucitan a las 6am el lunes..como si lidiar con la reencarnación no fuera suficiente se repiten seis días de espera, cuando toque de nuevo preguntarse el domnigo ¿Qué vamos a hacer hoy para atravesar la barrera de las cinco de la tarde?
